Análisis | La economía de las rosquillas – como el “donut” nos puede ayudar a mejorar la vida en Chile

Por: Camilo Lanfranco / Laboratorio de Cambio Social / El Desconcierto

Chile tiene un importante proceso por delante ya que necesita liberarse de una ideología moribunda, anclada en grupos económicos que se han hecho muy poderosos en las décadas de su aplicación. Entre los límites sociales y planetarios se encuentra un espacio ambientalmente seguro y socialmente justo en el que la humanidad puede prosperar.

Corriendo a la clase o el trabajo, se suele recurrir a una masa dulce, frita en manteca animal o vegetal, para una dosis rápida de energía: llámase rosquilla, donut, doughnut, dona, toro o berlin la disfrutamos sin pensar en cómo ha viajado desde el norte de Europa, luego Estados Unidos con la inmigración, y finalmente al mundo, con la globalización del s.XX. Su céntrico agujero asegura que la masa se fría como corresponde, de manera pareja.

Justamente este dulce compuesto de dos círculos concéntricos, uno más grande que el otro, ahora nos ayuda a entender y mejorar nuestras economías, tanto al nivel país como en la ciudad, transformada en una teoría económica. Así podemos ver los límites planetarios (los recursos del planeta) como una frontera máxima del desarrollo económico y los derechos sociales de las personas como una frontera interior. Esta visualización sirve de brújula para el progreso humano: “Entre los límites sociales y planetarios se encuentra un espacio ambientalmente seguro y socialmente justo en el que la humanidad puede prosperar” (Raworth).

Fig 1. El “Donut”. “Cuando presento este modelo me preguntan, ¿es capitalismo? ¿es socialismo? y mi respuesta es, ¿en serio? ¿los “ismos” del siglo pasado son las únicas opciones económicas con las que contamos ?” Fuente y cita: Kate Raworth.

Entre 7 indicadores biofísicos y 11 para lo social

Si la teoría dice que mantener nuestra economía entre estas fronteras nos puede proporcionar un desarrollo económico sustentable y digno, es interesante comenzar a ver la data de esta manera. En 2018, la Universidad de Leeds categorizó la información relevante de diversos países utilizando siete indicadores biofísicos y 11 indicadores sociales. El estudio dio paso a una plataforma web donde podemos ver los resultados en formas de… donuts (rosquillas).

Los siete indicadores biofísicos son nitrógeno, fósforo, agua dulce, el uso de suelo, la huella ecológica, la huella material, las emisiones de carbono.

Los 11 indicadores sociales son Satisfacción de vida (LS), Expectación de una vida sana (LE), Nutrición (NU), Ingreso (IN), Salud (SA), Acceso a energía (EN), Educación (ED), Políticas sociales (SS), Calidad de la democracia (DQ), Igualdad (EQ), Empleo (EM).

En los gráficos siguientes las franjas circulares de verde oscuro representa las fronteras, o sea, los límites en cuanto a recursos naturales (biofísicos) como el círculo exterior del donut, mientras  el interno reflejan el mínimo que debiéramos tener en cuanto al bienestar social. Las cuñas azules, más pequeñas, del interior del donut, muestran cuan bien estamos cumpliendo las necesidades básicas de nuestra población. Las cuñas verdes reflejan cuanto estamos usando los recursos naturales relativos a la realidad local y, cuando se ponen rojas, indican que hemos sobrepasado el límite que aguantan estos recursos. Así, al interior, las porciones rojas muestran deficiencias en términos sociales, y al exterior, la sobreexplotación en términos biofísicos.

¿Cómo vamos comparado con Canadá y Ecuador?

Comparemos, por ejemplo, Chile con Canada, data del 2018, descargable acá:

Lo primero que vemos es que ambos están sobre utilizando sus recursos ambientales: zonas rojas en casi todos los aspectos ambientales, Canadá incluso más que Chile. Esto nos indica que tendríamos ciertas ventajas en términos de desarrollo sustentable. Vemos también que ambos países tienen una buena parte de sus desempeños sociales en azul, aunque Chile muestra deficiencias en los indicadores sociales de protección social (previsión, pensiones, etc.), igualdad y empleo. Canadá también muestra leves deficiencias en empleo e igualdad.

En el caso del agua, estos dos países son emblemáticos, Canadá, cercano al polo norte y con nieves buena parte del año, tiene una de las mayores reservas de agua dulce (9% de las reservas del planeta). Además, es prácticamente gratis. De hecho, un 44% de los hogares canadienses no miden su consumo de agua, y aún así el consumo está por debajo del límite biofísico, o techo ecológico. Tal como Canadá y solamente en este ítem, Chile también está bajo el techo ecológico en términos de agua. Montañas y glaciares nos dan ese techo ecológico más alto, pero un artículo en los medios de ese mismo año nos indica que aún así, 1.4 millones de chilenes no tenían acceso al agua potable.

Esto nos muestra una dificultad clave al ver la realidad de un país, en la simpleza de una visualización única. Tal como otros modelos macro económicos, como el producto interno bruto per cápita, el desempleo, o la tasa de crecimiento, el promedio o la agregación matemática de data puede esconder la diversidad y las altas diferencias que existen dentro de esa agregación.

En otras palabras, si estamos unos chilenos promedio en un restaurant, tendremos una media de ingresos que no se aleja mucho de la realidad. Pero si entra Luksic o Piñera al bar, todos los demás apareceremos como millonarios, cuando en realidad seguimos con ese sueldo promedio. Y quizás el dueño comience a subir los precios…

Por otra parte, si comparamos Chile con Ecuador, vemos como la nación del sol sigue mayoritariamente bajo los limites ambientales, pero enfrenta desafíos sociales, un indicio útil de donde debiera enfocar su desarrollo. Esta brújula, en este caso en escala de país, nos ayuda a ver dónde estamos en relación a nuestras metas, y donde debiéramos invertir atención y recursos. Si Ecuador logra mejorar estos aspectos sociales, estaría muy cercano a un “lugar ambientalmente seguro, justo y digno donde vivir”.

Aplicarlo en la realidad: aterricemos en las ciudades

¿Puede aplicarse el donut a las decisiones prácticas de planificar y gestionar un lugar específico? Sabemos que un modelo aplicado solo a la realidad macroeconómica de un país puede invisibilizar muchas realidades. ¿Qué pasa si lo aplicamos a una escala más “real”, un espacio local con sus múltiples actores, intereses y conflictos, dimensiones variadas? Justamente, en marzo de este año, la ciudad de Ámsterdam asumió este modelo para guiarlo en su desarrollo económico y social. No solo es un tema cuantitativo de indicadores sociales y ambientales, sino que es uno cualitativo, de cambio cultural, de tener objetivos integrales, y de cómo ir definiendo esos objetivos.

Video – De la teoría a la acción: Amsterdam (puedes ajustar los subtítulos a auto-traducción para verlos en español).

Para aplicar el donut, Ámsterdam define un objetivo integral y como llegar a él, en términos de cuatro dimensiones: lo local, lo global, lo social y lo ecológico:

Dividen así la pregunta en términos de dimensiones (ver cuadro):

  1. Local – Social – > ¿Qué significa que la gente de Ámsterdam prospere?
  2. Local – Ecológico – > ¡Qué significa que Ámsterdam prospere dentro de su hábitat natural?
  3. Global – Social – > ¿Que significa que Ámsterdam respete el bienestar de la gente a nivel global?
  4. Global – Ecológico – > ¿Que significa que Ámsterdam respete la salud de todo el planeta?

Fig. 4 La ciudad de Ámsterdam se concentró primero en objetivos integrales para toda la ciudad, dentro de un cuadro de cuatro dimensiones. Puedes ver el documento completo acá.

Preguntas claves también para una ciudad como Santiago o tantas otras ciudades de nuestro país: ¿Cómo pueden las ciudades chilenas convertirse en hogares para gente próspera en un lugar próspero, respetando el bienestar de toda la gente y la salud de todo el planeta?

Volviendo a la experiencia de Ámsterdam, para responder estas preguntas comparan distintos elementos de la vida urbana, contrastando la ciudad “foto actual” con la ciudad “objetivo” que se quiere lograr. Por ejemplo, para contestar la pregunta sobre “¿Qué significa para la gente prosperar? consideran cuatro nociones de gente próspera: que las personas gozan de 1. Buena Salud (Salud, Vivienda, Agua, Comida), 2. Buenas conexiones (Conectividad, Comunidad, Movilidad, Cultura), 3. Buena capacidad de actuar (empoderamiento, en términos de Paz y Justicia, Equidad Social, Voz Política, Equidad en la Diversidad, 4. Buenas habilidades (Trabajos, Ingresos, Educación, Energía).

Fig. 4 La ciudad de Ámsterdam desglosa cada dimensión y compara la situación actual (“City Snapshot” con la ciudad objetivo (“City Target”), así comienzan a visualizar planes de acción multidisciplinarios e integrales. Puedes ver el documento completo acá.

Con una imagen relativamente simple, la ciudadanía puede comparar la situación de la ciudad con la situación deseada. La evaluación de proyectos a implementar, por lo tanto, se evalúa también en estos sentidos, comparando impactos con los fines definidos de cada dimensión y desglose.

Nuevas herramientas y métodos

Las economías del Donut desarrollan sus propias herramientas de trabajo y de medición dentro de un marco cooperativo y democrático. Una de estas herramientas es entonces el City Portrait o Retrato de la Ciudad, para ver dónde estamos y donde queremos estar. Estas herramientas están enmarcadas dentro de un concepto transformativo, donde hay un ciclo de co-creación que comienza con el retrato de la ciudad – > que produce ideas y conocimiento – > que lleva a la acción e implementación – > y que lleva a tener un impacto… El cual cambia el retrato de la ciudad, recomenzando el ciclo.

En Chile, el Laboratorio de Cambio Social está realizando un experimento similar, pero enfocado directamente a un transporte más “justo”, que tanto puede influir en el bienestar, la inclusión, temas de género, salud, y otros más, centrales para la equidad. En base a un trabajo de tres años de definición de conceptos claves, hoy organizaciones ciudadanas en 22 ciudades chilenas se están alistando para evaluar dimensiones cualitativas y cuantitativas que nos permiten entender cuanto y de qué manera, el transporte de cada lugar aporta a una ciudad más o menos justa. Esto luego se expresa en un Ranking según cuán bien lo están haciendo, y permitiendo armar una Agenda Ciudadana de propuestas para les candidates de las elecciones municipales 2021.

El donut puede aportar elementos de análisis en múltiples escalas, que van desde el hogar, al barrio, a la ciudad, a lo nacional, a lo global. En Ámsterdam incluso lo han utilizado para identificar una red the changemakers, hacedores de cambio, compuesto de Corporaciones, PYMES, Comunidades, Gobiernos, Academia, Commons o comunes, refiriéndose a proyectos/patrimonios compartidos.

Con estas y otras herramientas han ido cambiando la misma burocracia administrativa de la ciudad. Hoy en día se sientan en una misma mesa sectores administrativos que antes no se comunicaban entre sí, llegando no solo plantear objetivos integrales, sino también soluciones integrales tomando en cuenta distintos conocimientos y perspectivas.

Fig 5. A través de “laboratorios de acción” y nuevas herramientas, se forman redes de distintas organizaciones y comunidades. El resultado es un dialogo de diagnosis e implementación transformativo.

Costa Rica abre camino, ¿Chile aprenderá?

En nuestra región, Costa Rica está tomando este marco de acción económica para medir su realidad actual y deseada. Espera ser el primer país con una economía regenerativa, es decir una economía que devuelve más recursos de los que saca en sus dimensiones ambientales. Buscan no solo disminuir la explotación, sino regenerar los recursos planetarios, una necesidad urgente para cualquier proyecto actual de sustentabilidad. Este proceso puede hacerse en la escala nacional como en Costa Rica, pero también a nivel de barrio, ciudad e incluso hogar — ¿Cuanto sacas del medio ambiente, y cuanto devuelves al ciclo regenerativo ambiental?

Mientras, Chile tiene un importante proceso por delante ya que necesita liberarse de una ideología moribunda, anclada en grupos económicos que se han hecho muy poderosos en las décadas de su aplicación. Las instituciones — la constitución, las reglas, las formas de gobernar — han sido claves para instaurar e imponer esta ideología en nuestro día a día nacional. Pero todo cambio social y económico, conlleva también un cambio cultural, es decir, tendremos que redefinir cómo nos identificamos, cómo nos conectamos y cómo resolvemos nuestros problemas comunes. Es hora de salir de las ideologías del siglo XX, los “ismos” citados por Raworth, y prepararnos para transformarnos frente a un mundo en acelerado proceso de cambios.


Camilo Lanfranco. Economista & sociólogo, MA medios, interculturalidad y nuevas tecnologías Colaborador, Laboratorio de Cambio Social.